Toca hablar de la obra más conocida de Anne Radcliff que posiblemente, y tras el Castillo de Otranto, sería la novela precursosa y que más fuerte inspiraría a los autores posteriores que se adentrarían en el género de la novela gótica.
Es una novela de lectura densa y pesada, al menos para el común de los lectores de éste, nuestro siglo XXI. La autora se recrea demasiado en las descripciones de paisajes, emociones, sentimientos, recuerdos... tanto que el lector, ávido de acción o de misterio, se exaspera porque no terminan de llegar y, cuando al fin llegan -allá hacia la mitad del libro- ya tiene en su interior un hastío tal que se le hace inevitable seguir leyendo sin serios perjuicios.
Personalmente, me habría gustado toparme con esta novela hace 25 años, allá en aquéllos largos veranos de la época del bachillerato donde los días fluian lentamente y las semanas no tenían fin. Hoy día, con una actividad "normal" de vida de pareja, vida profesional y vida social... poco tiempo hay para percibir, junto a Anne Radcliff, la sutileza con la que esa hoja flota mecida por el viento se cae amable del padre roble situado en las montañas del Languedoc y que, cuando levanta la vista, el océano limpio le saluda dándole los buenos días. En fin.
Ahora bien, ¿por qué esta novela es tan larga y, si se me permite, pesada? Pues bien, al parecer Radcliff no la desarrolló para ser vendida como novela en un sólo tomo sino por entregas, en fascículos. Efectivamente, en la Inglaterra del siglo XIX causaban furor los chapbooks, bluebooks y penny dreadfuls (folletines de "a centavo", diríamos) de publicación semanal. El equivalente a nuestros seriales de televisión, vamos. Ello explica, sin duda, que cada capítulo de Los Misterios de Udolfo esté en sí articulado, tenga su propio argumento y que, claro, el desenlace deje algo de misterio para que las lectoras (público femenino mayoritariamente aunque estoy visualizando a los hermanos varones ingleses leyendo a escondidas los "penny dreadfuls" de sus hermanas) quedaran enganchadas, deseando que llegara la semana siguiente para tener en sus manos el capítulo siguiente.... para devorarlo y después comentarlo con las amigas mientras comparten un té con algún british cake... ¡encantadora escena!
El caso es que esta novela por entregas, para el lector o lectora moderno se hace pesada y le deja a uno la sensación de que se ha escrito "al peso". Afortunadamente la autora ideó un pequeño truco que da coherencia y articula toda la obra: al comienzo de cada capitulo añada unos versos, que tienen su razón de ser, normalmente elegidos de poetas clásicos... pista que tenemos de la gran cultura de la escritora.
Pero situémonos. Los Misterios de Udolfo fue escrita en 1794 (recordemos que El Castillo de Otranto lo fue en 1764). ¿Qué había pasado en el mundo entre 1764 y 1794? Esta pregunta, hecha por la animadora del Taller de Literatura Gótica nos dejó a los alumnos pensativos. Yo, pensando en la Revolución Francesa, pero con temor a decirlo, aventuré un tímido ¿el mundo había cambiado? Pues sí, el mundo había cambiado pero no por la Revolución Fracesa o no por la Declaración de los Derechos del Hombre sino porque.... entre esos años las mujeres habían comenzado a leer. Lo cual, sin duda, fue otra causa de cambio del mundo (por favor, que nadie vea ironía en mis palabras, pues hablo en serio). Supongo, eso sí, que estamos hablando de las mujeres inglesas de clase media e, incluso, baja. En la Francia absolutista las mujeres de la aristocracia hacía siglos que leían y escribían (pensemos en madame de La Fayette y su gran "Princesa de Cleves") e incluso habían participado entusiastamente en la elaboración de la Enciclopedia... Marquesa de Pompadour, amante del rey Luis XV y mujer ilustrada donde las haya.... Bien, digamos que Anne Radcliff sería pionera de la mujer de clase media que se empieza a interesar por la cultura.
El link que os dejo a continuación os llevará a un corto resumen biográfico del que me llama la atención, especialmente, la cantidad de grandes escritores posteriores que serían influidos por esta mujer: Anne Radcliff.
Abordemos un poco la trama de la novela. A grandes rasgos, narra las vivencias de una joven francesa, perteneciente a la baja nobleza, Emily St Aubert (por cierto, ¿por qué "Emily" y no "Emilie"?) La acción tiene lugar en 1584. Los padres de Emily fallecerían quedando ella a cargo de una tía que decide no casarla con su joven enamorado, Velancourt, sino con un noble italiano que reportará honor y dinero a la familia pero que luego resulta un sinvergüenza. Viajarán a Venecia y de allí a un castillo propiedad del nuevo marido italiano de la tía, otro canalla; castillo tenebroso, lleno de misterios y oscuras leyendas. Mientras, entre descripción y descripción de distintos paisajes, Emily, que es muy sensible -prototipo del siglo XIX- verterá muchas lágrimas, suspiros, desmayos y convulsiones porque, pobre de ella, mantiene en su interior una lucha entre su pasión ¿Velancourt? y su deber (ser buena hija, buena sobrina y muy buena, en general). Todo esto a grandes rasgos, como digo.
Esta novela es citada como el arquetípico de la novela gótica. De todos modos, siguiendo las características de, por ejemplo, César Fuentes, veríamos que no las cumple todas. Sí algunas;
- la trama tiene lugar en un castillo. Se acepta.
- Atmósfera de misterio y suspense. Sin duda.
- Desapariciones, sorpresas en el linaje de los protagonistas. Se cumple.
- Profecías ancestrales. Alguna hay, pero habrás de esperar a tener leídas dos terceras partes del libro.
- Cuentos sobrenaturales o de difícil explicación. Los hay pero, al final, la autora te los desmontará explicando todo. En el fondo era tan lógico...
- Emociones desbordadas. Sin duda: estamos en el siglo XIX y los protagonistas sufren acceso de lágrimas, desmayos, sacudidas, convulsiones, enfermedades que les postrarán en cama meses enteros. etc., etc.
- Erotismo. Ni por asomo. Cuando en la Francia del siglo XVI los reyes, nobles y clérigos no eran nadie si no tenían cinco o seis amantes -de ambos sexos-, Emily -que era una adelantada para su época- hace gala de un puritanismo anglicano radical.
Y ahora, alguna crítica personal. Mi principal disgusto es la falta de rigor histórico. Siendo Anne Radcliff una mujer tan culta, cometió el error de situar su novela en una época y un lugar que desconocía. ¿Por qué no eligió la campiña inglesa del siglo XIX como posteriormente haría Emily Brönte? Esa falta de rigor pasaría inadvertida para las lectoras inglesas, encandiladas con "otro momento y otro lugar exótico" pero hoy día resulta un poco intolerante. Veamos algunos ejemplos:
- La Francia de 1584 era de todo menos un paraíso. En ese año se estaba llevando a cabo la ¡octava! guerra de religión que enfrentaría a católicos y protestantes con masacres de unos y otros. La matanza de San Bartolomé aún estaba muy reciente... invito a ver una magnífica película que ilustra muy bien la época: la reina Margot, del director Patrice Chéreau.
- El padre de Emily, Monsieur de St. Aubert, parece haber elegido la simplicidad del campo huyendo de los artificios de la Corte. Este estilo no es muy francés... suena más bien a los filósofos británicos de la época (Hobbes y su homo homini lupus). Por otro lado, la Corte de Catalina de Medicis era todo menos chic...¿no estará pensando Radcliff más en lo que se contaba de la corte de Francia de la pre-Revolución?
- Difícilmente las damas de la novela pueden hablar en sus tertulias de la ópera en Francia cuando ésta aún no existía en 1584. No sería hasta el reinado de Luis XIV que J.B. Lully -a quien ya citamos- la introduciría para gloria del Rey Sol.
- Difícilmente se pagaría a los criados, posadas, etc. con luises cuando esta moneda la introduciría un siglo después Luis XIII y persistiría hasta la Revolución Francesa. En 1584 la moneda en curso era el "franco" que, abolido por el monarca citado, sería restaurado en la época revolucionaria.
- Por contra, la Italia de 1584 no podía ser tan salvaje como la dibuja la Radcliff... ¡señora, que Italia estaba en plena ebullición del Renacimiento y las villas, frescos, artes, esculturas hacían de ese país un nuevo Parnaso!
Y podríamos seguir...
Llegamos al fin y a la terrible pregunta ¿recomendarías esta novela a un amigo? Y, personalmente, me temo que debo reproducir la respuesta que di con el Castillo de Otranto. No la recomendaría a alguien que no sabe qué leer pero sí a alguien que realice un estudio sobre la literatura gótica y, sobre todo, que tenga mucho tiempo y algo de paciencia. Sin duda que la descripción eterna de paisajes, personajes y psicologías nos da una buena idea de la influencia del romanticismo del siglo XIX en la cultura gótica. Esto tiene más importancia de lo que parece. Cuando debatimos porqué un hombre o una mujer gótico es más individualista, se siente defraudado por los diversos tipos de grupos humanos (asociaciones, comunidades religiosas, clubes, Estados, etc.), cuando uno se pregunta el porqué del atuendo de una persona gótica o su simpatía por lo alternativo, o cuando busca y suspira por un amor ideal, pero sufre porque la realidad se lo niega... quizá debiéramos volver la vista a la personalidad de los hombres y mujeres del siglo XIX, a su reacción de los sentimientos frente al racionalismo del siglo XVIII, a la exaltación de sensibilidades....
No; la novela de Los Misterios de Udolfo no me ha resultado de fácil lectura. Pero si tú y yo queremos reflexionar porqué somos góticos, porqué nos sentimos orgullosos de ser diferentes frente a esta sociedad de mierda donde la corrupción por el puto dinero aflora desde las altas instituciones del Estado a las más cotidianas... si queremos ir más allá de un mero pantalón y camisa de color negro buscando los pilares de nuestra forma de ser y pensar... debemos leer a Anne Radcliff. Porque ella fue mujer y pionera.
Me parece muy acertada toda tu crítica.
ResponderEliminarComo pionera de la novela gótica,de terror, de fantasmas, de miedo, en fin, no le podemos quitar su mérito a Radcliff, en ese aspecto su
obra es fundamental, poder disfrutarla en pleno siglo XXI resulta realmente difícil cuando ya en nuestra época hemos leído de todo en cuestión
de literatura fantástica, cuando además de la lectura gozamos de los lujos también que nos brinda el séptimo arte y la televisión.Para disfrutar a esta escritora hay que ponernos en su lugar o mas bien en el lugar de los lectores de su época, ellos no conocían ni tenían a su alcance lo que nosotros, así que para leer LOS MISTERIOS DE UDOLFO hay que ponernos completamente en blanco,pensar que no hemos leído ni visto nada del género, en cierto modo todos los que vinieron después se basan también en su obra.
En lo referente a los anacronismos, también te doy toda la razón, pero en cierto modo no es algo que podamos echar en cara a Radcliffe, ya que las mujeres por muy cultas que fueran en esa época no tenían modo ni acceso para documentarse mejor, si Radcliffe hubiese escrito su novela en nuestra época sus errores no tendrían ningún perdón, pero dadas las circunstancias, en lo particular soy un poco mas indulgente con ella. Además en su novela mas que describir épocas pasadas lo que hace Ana es describir su propio medio ambiente, su propia campiña inglesa, las propias costumbres de su país que era lo que ella conocía de primera mano, quizás pensaba dentro de su ingenuidad que su ambiente era el mismo en todas partes o quizás le pareció mas romántico o mas interesante para sus lectores situar su obra en otro país. Por eso cuando leo los MISTERIOS DE UDOLFO no pienso que me describe la Francia o la Italia del siglo XVI sino la Inglaterra de finales del siglo XVIII, no por eso deja de ser menos real lo que describe.