En una tienda en liquidación hemos adquirido este mueble, que nos aseguraron que provenía del Tibet, y al que pretendemos dar uso como aparador. Reconozco que fue una ganga, si bien está algo deteriorado, sobre todo por la cubierta, que intentaremos restaurar. Los dibujos están bastante bien conservados aunque algo sucios, por lo que se impone una paciente labor de limpieza a base de alcohol diluido en agua y la "ayuda" de bastoncillos para oídos o similares. La pieza está aparentemente libre de carcoma.
Una amiga, experta en recuperación de muebles, nos ha confirmado la procedencia del Tibet basándose en un estudio de los dibujos. De igual modo nos ha asegurado que se trata de una pieza original y no de un mueble nuevo pero envejecido, algo muy habitual entre las tiendas de muebles chinos que empiezan a abundar por la zona del madrileño Rastro.
El vendedor nos habían mencionado que estaba construido en madera de pino. Escépticos al principio por la oscuridad de la madera, debemos afirmalo ahora cuando, tras raspar levemente por su interior, ha aflorado una madera clara. El Tibet se alza a 4.000 metros sobre el nivel del mar, lo cual no obsta para una variada flora entre cuyos árboles se cuentan el pino, el cedro, el abeto, el pinabete, el pino tibetano de hoja caduca, el ciprés tibetano, el ciprés himalaya, etc. Al parecer, los pinos tibetanos ocupan un área aproximada de 926 mil hectáreas y el pino tibetano de hoja larga y el pino tibetano de corteza blanca son especies exclusivas de Tíbet bajo protección estatal. No sería de extrañar, pués, que la madera del mueble sea de pino tibetano.
Hemos hecho un estudio por nuestra cuenta de los dibujos que adornan el frontal del mueble. No es habitual el uso de demonios en la decoración de muebles tibetanos pues, por lo que hemos podido ver, la decoración más usada es una mezcla de simbolismo tántrico, brillantes diseños florales y el uso del paisaje y la pintura narrativa como medio de transmisión de los iconos para la meditación espiritual y la representanción de las escenas de la vida cotidiana. Por regla general, los ocho símbolos más importantes o los símbolos TASHI DAGEY que se encuentran en los muebles tibetanos son la caracola, el loto, la rueda, la sombrilla, el nudo sin fin, la pareja de peces de oro, la bandera de la victoria o la vasija de los tesoros. En algún muestrario on-line hemos visto un armario decorado con dragones. No es el caso de nuestro mueble que luce, como digo, demonios. Esto nos hace pensar que el aparador no fue inicialmente utilizado en una vivienda sino ¿quién sabe? un monasterio o templo.
Y es que, efectivamente, en la cultura budista, los demonios no tienen la misma connotación que en la cristiana. Para los budistas los demonios tienen un significado protector pues fueron derrotados y dominados por Buda, quién los obligó a, en lo sucesivo y hasta el fin de los tiempos, ser defensores de templos, monasterios y lugares sagrados. Es por eso que en las entradas de casi todos los templos budistas están presididas por dos demonios. Esta foto, y la siguente, las tomamos en un templo de Bangkok.
Hago un paréntesis para expresar la sorpresa que me ha causado el hecho de que, en la religión cristiana-católica, el demonio tenga cierto protagonismo. ¿Acaso no fue también vencido por el Cristo con su muerte, descenso a los infiernos, resurrección, subida a los Cielos y venida del Espíritu Santo? Y, sin embargo, a lo largo de toda la historia la Iglesia ha usado al demonio para atemorizar a sus fieles ¿y así someterlos? ¿Será una mala interpretación de la Fe, en su esencia, o una manipulación interesada? Quién sabe... Curiosamente, en el cine de terror, el demonio sólo sale entre creyentes católicos y raramente entre protestantes. Cuanto menos, curioso.
La ubicación final de nuestro nuevo aparador será en el salón, delante de una pared que pintamos en un tono "rojo oriental" y únicamente salpicada por dos grabados en papel representando a un emperador y una emperatriz chinos que, sin duda, se sentirán reconfortados con la guarda y custodia de tales cuatro demonios.
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