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Se considera que el origen la literatura gótica se sitúa en Gran Bretaña, en particular durante el Romanticismo. Sin embargo, la primera aparición del término -gótico-, tiene lugar cuando el escritor Horace Walpole lo ubica como subtítulo en su obra El castillo de Otranto: Una historia gótica.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Viajero frente a un mar de niebla

Si hay un cuadro que evoque todos los principios del Romanticismo, principios compartidos en mayor o menor medida por la cultura gótica, es el "Viajero frente a un mar de niebla" (Der Wanderer über dem Nebelmeer), del pintor alemán Caspar David Friedrich. Sentimientos frente a racionalismo, búsqueda constante, manera personal de sentir la naturaleza, la vida y al ser humano mismo, valoración de lo diferente frente a lo común, sentimiento de misterio... todo ello nos evoca el Viajero frente a un mar de niebla.

Como los demás cuadros de Caspar David Friedrich, no es un mero paisaje, sino que tiene un contenido simbólico:

  • El caminante o viajero. El hecho de que el viajero se encuentre de espaldas y no pueda vérsele la cara, ha sido objeto de análisis e interpretaciones. De esta forma el autor impide que la fisonomía del personaje anónimo distraiga la atención del paisaje. Al mismo tiempo, el no tener rostro transmite mejor la idea de la disolución del individuo en el «todo» cósmico. La figura de espaldas, que está en pie como un monumento sobre un lugar elevado, atrae al espectador al interior de la pintura y cumple una importante función como figura de identificación. Normalmente están colocados de tal manera que cubren el punto de fuga. A causa de ello, el espectador tiende a colocarse en el lugar de la figura, y de esta manera seguir también de cerca el fenómeno natural.
    El hecho de que el viajero se encuentre en el centro de la pintura, además, indica que está en posición de dominación. Sin embargo, el llevar un bastón, quizá para facilitarle la ascensión, apunta a cierta debilidad.
    El viajero se encuentra solo. Todo indica que no hay otra presencia humana. Se percibe en el individuo aislamiento y soledad. El caminante simbolizaría, en fin, al ser humano que concibe su vida terrena (la montaña a la que corresponde la masa rocosa en primer plano) como un preludio a la vida eterna (el mar de nubes). La postura del caminante, con una pierna delante de otra, indicaría que domina la vida de este mundo y mira al más allá con admiración esperando que le llege una vida eterna.
  • El paisaje. Las rocas entre la montaña en la que está el viajero y el fondo simbolizarían la fe del ser humano. Las montañas del fondo representan la vida eterna futura en el Paraíso. El mar de nubes en sí se ha entendido también como alusión a la divinidad, estando el ser humano entre la naturaleza (la montaña del primer plano) y Dios (el mar de nubes). Otras interpretaciones aluden a que el mar de nubes representaría la inmensidad del universo frente a la pequeñez del ser humano. Se evoca la pequeñez del ser humano frente a la naturaleza: la naturaleza se regenera, pero el ser humano es mortal. Se pretende transmitir el sentimiento de lo sublime, la impresión de magnificencia y sobrecogimiento que produce la naturaleza en toda su grandeza. El varón de espaldas parece recordar, sumido en su contemplación, a algún difunto o su propia mortalidad.
Como anécdota, decir que hay quien ve en el Viajero al propio autor, Friedrich, si bien, según una tradición imposible de corroborar, el personaje representado sería un cierto von den Brincken, en cuya memoria Freidrich habría realizado la obra.

Ficha del cuadro:

El caminante ante el mar de niebla
 Autor:Caspar David Friedrich
 Fecha:1818
 Museo:Hamburger Kunsthalle
 Características:94,8 x 74,8 cm.
 Material:Oleo sobre lienzo
 Estilo:Romanticismo Alemán

1 comentario:

  1. ¡Adoro este cuadro! Me transmite una inmensa serenidad

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